Gran parte de nuestras vidas la pasamos formando parte de diversos grupos. No me refiero solamente a los grupos con los que solemos interactuar en las redes sociales sino a todo tipo de grupo. Se forman grupos para que sus miembros socialicen, para hacer negocios, para compartir espacios de esparcimiento, hacer deporte, hacer música e incluso para cambiar el mundo. Aunque los grupos a los que hice referencia sean diversos y de muy distintas índoles, subyacen ciertos procesos psico-sociales que son afines. Es por eso que buscando analizar el tema encontre en la red algunas ideas que vale la pena compartir acerca de los principios presentes en la formación y dinámica grupal:
- Los grupos pueden surgir de la nada
El deseo de la gente de formar parte y unirse a algún grupo es muy potente y constitutivo de nuestra naturaleza humana esencial. Entre otras cosas, los grupos nos dan un regalo más que valioso, nos ayudan a constituir identidad por lo que tenemos un impulso dominante a la socialización que se realiza en nuestra participación de aquellos grupos con los que sintonizamos. Somos seres que por naturaleza tenemos comportamientos gregarios.
- La mayoría de los grupos tienen algún tipo de rito de iniciación (aunque puede ser tácito o encubierto)
El tema u objetivo que aglutina a un grupo plantea de por sí una suerte de iniciación en la que se filtra el ruido de la diversidad en aras de un cierto grado necesario de homogeneidad que permite incrementar la cohesión y a través de esta, la identidad del grupo. Ello sucede a través de la razón de ser del propio grupo.
- En los grupos se engendra cierto nivel de conformidad
Unirse a un grupo supone aceptar, como acto de iniciación, su propia lógica interna la que se conforma por un sistema de normas y reglas explícitas e implícitas. Ello nos obliga a tener un comportamiento ajustado a la conformidad media, esto es a lo que se espera desde el colectivo que debe ser nuestro comportamiento.
- La opción es adaptarse a las ataduras que impone el grupo o quedar condenado al ostracismo
Las normas grupales suelen generalizarse y se hacen más visibles o evidentes cuando alguién procura romperlas. No te recomiendo hacerlo
- Cada miembro del grupo asume cierto rol
Aunque los grupos tengan normas y reglas implícitas que se aplican a todos sus miembros con el tiempo se van ocupando ciertos roles naturales. Más allá de la cohesión y la libertad de cada uno de estar o no en el grupo el juego del poder también suele operar como ocurre en la mayoría de los colectivos humanos.
- Los líderes logran obtener confianza del resto mediante la conformidad
¿De dónde provienen los líderes? En algunos grupos son nombrados, o votados explícitamente. Sin embargo, en muchos grupos los líderes emergen lenta y sutilmente. En un estudio descripto en Merei (1949) se comprobó que los líderes emergían lentamente. Primeramente participando de las actividades como cualquier otro miembro, y luego, poco a poco, sugiriendo nuevas actividades o realizando aportes adicionales. Los niños que participaron del experimento no siguieron a los líderes potenciales que desde el vamos proponían nuevas ideas sino a aquellos que primeramente actuaron en conformidad con la actitud media del grupo y luego pasaron al frente.
- Los grupos pueden mejorar nuestro rendimiento
La sola presencia de los demás nos puede motivar a tener un mejor desempeño. Según parece, la presencia de otras personas facilita nuestro propio desempeño, especialmente, cuando la tarea que realizamos es relativamente independiente de la de los demás, siempre que los demás participen en evaluar lo que realizamos.
- … sin embargo, la gente también se achancha
En otras circunstancias, sin embargo, las personas en grupo pueden exhibir una enorme capacidad para haraganear. Ello es particularmente evidente cuando es posible encubrir nuestro esfuerzo en el colectivo. Ello ocurre, por ejemplo, cuando la labor que todos realizan es aditiva, como por ejemplo cuando debemos mover algo pesado entre muchas personas. Esto significa que tenemos una tendencia natural de ser oportunistas o free riders.
- El chisme como alma grupal
Los rumores y los chismes son el alma de muchos grupos. Esto es particularmente comprobable en las grandes organizaciones, donde Radio Pasillo está a la orden del día y se transmite a una velocidad vertiginosa. Un estudio realizado por Simmons (1985) analiza la comunicación en los ámbitos laborales y comprobó que alrededor del 80% de las personas chismean en el trabajo y, sorprendente el 80% de la información trasmitida era exacta.
- Los grupos dan lugar a actitudes competitivas
Si bien la cooperación dentro del grupo, entre sus miembros es lo normal y esperable, la cooperación entre los grupos distintos tiende a ser nula. Las personas pueden ser individualmente cooperativas; sin embargo, una vez puesta la distinción entre “ellos” y “nosotros” la situación cambia abruptamente. Haciendo jugar a varias personas intra y extra grupo el juego del dilema del prisionero que da cuenta de el potencial competitivo o cooperativo de las personas, Insko et al. (2001) encontraron que el 37% de las personas defectaban (es decir actuaban competitivamente) cuando jugaban por sí solos, mientras que cuando jugaban aglitinados en un grupo de tres lo hicieron el 54%. Ello demostraría que la gente fácilmente se torna sospechosa si pertenece a otro grupo, a pesar de que cuando no hay pertenencia grupal en juego, no haya sospecha.
Encontre super interesante lo que plantea Andres, creo que lo que se fundamenta esta bien sustentado y planteado.Esta bueno el material e interesante.
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